martes, 12 de junio de 2012

COLIBRÍ ELLIOT

El Colibrí de Elliot (Atthis ellioti) es una especie de la familia Trochilidae.
Su hábitat natural, bosque húmedo subtropical y tropical, se encuentra en el norte de América Central y ocupa unos 95.000 kilómetros cuadrados.
Hay entre 20.000 y 50.000 individuos de esta singular especie.
Existen dos subespecies Atthis ellioti ellioti (catalogada en 1878) y Atthis ellioti selasphoroides (catalogada en 1932).

COLIBRÍ COLA DE ESPÁTULA

COLIBRÍ COLA DE ESPÁTULA
Este colibrí de la especie Loddigesia mirabilis es único entre el resto de las aves al tener solo cuatro plumas en su cola.
La característica que hace que sea único y fácilmente reconocible entre el resto de las aves son las dos largas plumas, con forma de raquetas, que tienen los machos de la especie. Puede mover de forma independiente estas dos plumas.
Hace unos días publicamos.Las once avescon más coloridodel mundo  y no lo incluimos porque queríamos dedicarle un post por su rareza.
Es un colibrí de tamaño mediano, unos quince centímetros, que exhibe los colores azul, verde, blanco, negro y violeta en su cresta.
 Fue descubierto en 1853 por el coleccionista de aves Andrew Matthews.
Está en la Lista Roja de Especies amenazadas de la IUCN y del CITES.
Se encuentra únicamente en una pequeña región del río Utcubamba, en la selva de Perú.
Su alimentación principal son las flores de Alstroemeria formosissima, aunque también se alimenta de otras cinco especies vegetales.
Los machos adultos, mucho más numerosos que las hembras y las crías, utilizan la cola como reclamo sexual

martes, 5 de junio de 2012

COLIBRÍ CON CRESTA

COLIBRÍ CON CRESTA:

Los colibríes son pequeñas aves originarias de Américas, habitan principalmente en América Central. Una de las principales características de estas aves es su rápido aleteo, de hecho el corazón de un colibrí puede llegar a latir más de 1200 veces por minuto. Otra característica de esta ave es el hecho que pueden volar tanto para atrás como para adelante, esto debido a que pueden aletear sus alas en forma circular. En promedio un colibrí puede vivir hasta unos 4 años, eso si logran sobrevivir las primeras semanas después que abandonan el nido.
Existen unas 300 especies de colibrí, y sus colores tamaño suelen variar dependiendo del sexo y de la especie. Debido a que sus patas no poseen mucha fuerza, estas se utilizan únicamente para posarse y descansar un rato, más no para caminar. Debido al gran número de aleteo que realiza el colibrí, el metabolismo del ave es muy rápido y es por ello que debe alimentarse de altas cantidades de néctar, muchas veces la mitad de su peso en alimento. El colibrí utiliza su larga lengua para extraer el néctar de las flores y se cree que en un día puede llegar a visitar más de 2,500 flores en un solo día.
 El ave también ha logrado poder regular su temperatura corporal para adaptarse a regiones más frías como loe s el extremo norte, de América del norte.

COLIBRÍ PICAFLOR


PICAFLOR.:

Cuentan los ancianos que el gran Tupá es justo y bueno cuando justa y buena es la intención de los hombres. Y la intención de Potí y Guanumby fue la más noble que existe en este mundo: amarse siempre y mucho, más allá del cielo y de la tierra, del tiempo y de la muerte, de la vida y de la humanidad.

Eran sus familias de tribus enemigas y hacía tanto tiempo que se odiaban que ya nadie conocía la razón. Cuentan que Potí era bella. Bella como el alba en primavera. Bella como el viento del atardecer que arrastra las hojas en otoño y alivia a los hombres del verano. Bella como el sol que acaricia los rostros y alumbra la sombra del invierno. A Guanumby no le costó enamorarse, y muy pronto Potí también lo amó.
Una y diez mil veces se encontraron más allá del monte blanco, bajo el sauce criollo, sin que nadie los viera. Pero un día la hermana de Potí sospechó. Sigilosa, la siguió hasta el monte y descubrió el secreto. Y enseguida se lo confió a su padre.

Al día siguiente, como siempre, Guanumby cruzó el monte blanco y esperó bajo el sauce. Pero Potí no llegó. Desesperado, se acercó a la aldea, a riesgo de que lo mataran. Y encontró a Potí discutiendo fervorosamente con el cacique de su tribu:
¡Jamás lo permitiré! ─le gritaba él.
 ¡Estoy enamorada de Guanumby! ¡Debes entenderlo, padre!
¡Nunca! Por la mañana te casarás con uno de los nuestros, y esa es mi última palabra.
Entonces Guanumby salió de su escondite. Como si hubieran podido ensayarlo una y diez mil veces gritaron al unísono, ante el horror del cacique:
¡Oh, gran Tupá, no lo permitas!

Cuentan los ancianos que jamás se vio en la tierra otro prodigio igual. De pronto Potí y Guanumby vieron sus propios cuerpos, extrañados, como si ya no les pertenecieran. Potí se deshizo en un tallo pequeño pero firme y su piel se fue volviendo suave como un terciopelo: era una flor, una flor bellísima como ella misma lo había sido antes de que el gran Tupá la transformara.

Guanumby, al mismo tiempo, se volvió ligero como el aire: dos alas diminutas, casi transparentes y veloces lo mantuvieron en vuelo y, desesperado por encontrar a Potí, se alejó torpemente del lugar. Desde entonces la busca. Huele cada flor de cada monte de cada de cada aldea. Besa con su pico las corolas más bellas con la secreta esperanza de encontrarla. Cuentan que unos hombres lo vieron y quedaron extasiados por el color de sus plumas y la rapidez de sus movimientos.

─Picaflor ─lo nombraron, porque una y diez mil veces lo vieron escarbando con su pico el interior de las flores, ignorantes de que Guanumby solo busca los besos de su